Debería
de quererme.
Y
nunca he tenido propósitos para año nuevo pero tal vez, ese debería ser el mío.
No sé si querer que te sirvan cualquier café a cualquier temperatura,
ya sea verano o invierno, pero que se tomen otro contigo, se le puede llamar
Amor.
No sé si dejarte de morderte las uñas porque él odia ver como estas
acabando con otra parte de ti, se le puede llamar Amor.
No sé si dejarse el corazón junto al suyo en una caja, cerrarla y
ponerla de nombre “hogar”, se le puede llamar Amor.
No sé si hacer lo que nunca habían hecho por él, se le puede llamar
Amor.
No sé si aflojar la soga, dejar que las heridas cicatricen solas y
tirar a la basura todos los poemas que llevaban el nombre de mi ejecutor, se le
puede llamar Amor.
No sé si morderte los labios mientras piensas como sería que los suyos
se pasen la vida en tu cuello, se le puede llamar Amor.
No sé si escribir o dejar de hacerlo por él, se le puede llamar Amor.
No sé si ver semáforos en rojo y pensar en lo bonito que sería pasear
de la mano con él, se le puede llamar Amor.
No sé si empezar a quererme a través de él, o algo similar, se le puede
llamar Amor.
No sé qué hago con el corazón hecho un ovillo y la sonrisa perdida,
porque él se fue, se le puede llamar Amor.
No sé a qué cosa, a que acción o a que lo que sea, se le puede llamar
Amor.
Que tal vez nunca he sabido nada de ese sentimiento, puede que haya
tratado de disfrazar el miedo de él, o convertir a esté en el Amor.