11/16/2014

No me le llames Amor, llámalo Miedo.

Le llamé miedo al amor y amor al miedo. Le dejé que colorease mis recuerdos, dejando en un tono beige a la realidad. Siempre tuve las ganas de volar dentro de mí y sólo las dejé sueltas cuando el miedo se dispuso a vivir en mí, conmigo  y sin ti. Le permití cualquiera capricho: que ahorcase a mi corazón y espantase a mis sentimientos, que besara a mis pesadillas y apartase a los sueños de mis pestañas. Después de todo, él es el único que conoce de quien es el lunar donde caí para estar entre tantas ruinas.

Me acuerdo de una sonrisa torcida y un corazón en paracaídas. De una bonita intención que se quedo en eso; sé que los dos queríamos pero yo no me atreví a bañarme la piel con su saliva y a permitir que sus labios, dijesen que yo era suya. Nunca quise que sus dedos llevasen tanta tristeza encerrada y mis versos hablasen de un amor, que prometía ser eterno, sabiendo que cuando diese la vuelta a la esquina, ‘pum’, desaparecería. No sé si fue lo mejor para mi, pero terminar una historia en el prologo, lo fue para él y para el miedo, que quiso volver a abrazarme aunque no consiguiese quitarme el frío como él.

Duele,
Duelo,
Doleremos aunque pasen mil años,
Porque fue el miedo del momento, del no querernos con la suficiente fuerza para resistir a la tentación de conocer otras miradas.


Y no pienso decir que te echo de menos, ni me disfrazaré más de carita sonriente con  corazón medio roto. No pienso decirte que un ‘te quiero’ en susurros se está ahogando en mi garganta. No, porque no quiero mentirme más a mi misma; la que convive con el sabor agridulce de una despedida que empezó desde que nos conocimos.

oh bali😻

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