9/21/2014

Le volví a ver y me rompí un poco más.

Le perdí porque  no aprendí a leerlo entrelineas,
O porque no quise creer que existía alguna persona en el mundo capaz de quererme.

Le volví a ver. Volví a ver su reflejo en otra persona.  Pude sentir su piel, su risa apagada en mi oído en otra cara, otra frontera muy distinta a la suya y aún así, dentro de mí sentí que era él. Le disparé una flecha, cargada de sentimientos contradictorios, de un ´te quiero ‘a susurro para que el miedo no asaltase su mirada y no se aparto,  me observó detenidamente como esperando a que yo le disparase otra flecha. Pude ver su desastre a través de sus ojos.

Volví a pedir perdón a mi reflejo en el espejo donde escribíamos nuestros versos; no sé si me ha perdonado. Se quedo callada, observándome, atenta a cualquier gesto que hacía con mis dedos. Decidí rozarla, acariciar los labios agrietados, que me presentaba, en un intento de borrar su mirada triste.

Me sentí un poco menos rota. Todas las balas las había desperdiciado contra el espejo. Ya no tenía por qué seguir fingiendo que creía en el amor ni tenía por qué decir el por qué no pero a la vez que la soledad me dejaba sola, un sentimiento de vacío inundó mi corazón. Le perdí la gracia a eso de huir de aquellos sentimientos que no quería sentir, así que le abrí la puerta y le invité a un café; no tenía nada que perder, ya no.

Le volví a ver. Estaba besando despacio el costado de una mujer, mucho más guapa que yo, con una bonita melena rubia y unos ojos marrones chocolate pero sé que ella nunca sería su musa cuando vi como le acariciaba el vientre. En ese momento, mi reflejo me atrapo, me abrazo tan fuerte que no fui capaz de rechazarla.

Vi mi imagen bañada en sangre. Tenía los ojos cerrados y la sonrisa torcida, solía sonreír así cuando quería infundirme ánimos. Supe y no sé cómo que mi vida estaba acabada. Esa imagen era el reflejo del reflejo de que mi vida, ya no tenía un camino a seguir.

Volví a besar a mi reflejo. Pase mis dedos por las cicatrices que rodeaban el pecho izquierdo y respiré hondo. Recordé la última vez que él me dijo un te quiero sincero y me rompí un poco. Después,  apreté la soga y le di una patada al miedo que aún me sostenía en el aire, observé como mi reflejo se balanceaba en la sala y volví a romperme cuando en una esquina de ella, unas lágrimas bailaban en el aire hasta chocarse contra el suelo.


Era él. Me quería pero nunca lo supe leer en su mirada ni quise creerle cuando me lo decía entre gemido y verso.

Hand

No hay comentarios:

Publicar un comentario